Se acerca el final de otro año. Pero, como ya comentaba en el anterior artículo, ha sido un año de celebración, no siempre se llega a una cifra redonda. Y así, ya hemos cumplido 10 primaveras, una década, un decenio, dos lustros… Tiempo importante para mantener un proyecto, una aventura, un oficio… pero insignificante e irrisorio si lo comparamos con la edad del mundo, de la “civilización”, del universo… Ya se sabe, el tiempo es relativo.

La vida es adaptarse, evolucionar, crecer… Pero también un camino lleno de obstáculos, incertidumbres, “agujeros negros”… que sorteamos mejor o peor… De todo se aprende. Un dicho con el que comulgo al 100 %. Todo es mucho, también es verdad. Sin embargo, una de las enseñanzas que quiero recuperar es que sin el apoyo de algunas personas, de manera más directa o indirecta, no habría continuado este viaje. Solo es imposible. Y por eso, creo que es el momento de dar las gracias públicamente. Seguramente me deje a alguien, espero que no se lo tomen como algo personal.

Muchas gracias a mi familia, en especial a mi madre, a los colaboradores que me acompañaron de cerca: Carol, Salva, Andrea, Esther, Eusebio, Yazmina y Dulce. A la impagable ayuda a Pedro, Esther ( otra vez y toda su familia), a las personas que vinieron a ver cualquiera de las rutas que hice, alrededor de 700 representaciones, con frío, calor, lluvia… También a los más de 1500 seguidores de facebook, 800 y pico de twitter y de instagram y todas sus publicaciones compartidas, todos “me gusta” y comentarios varios. A todas las asociaciones, colegios, institutos, casales falleros, agencias de viajes que confiaron en mí.

Mil gracias a todos de todo corazón!